sábado, 14 de marzo de 2009

Lago II (una entrada a lo JRP)




A la hora de decidirme por leer el reporte de la endoscopia, mi cinismo se había repuesto lo suficiente como para disolver mi sucralfato en una botella de cerveza. En cierta forma era mi ultima resistencia a un examen que tanto mi médico y yo considerabamos un tanto innecesario, un examen pensado más para la tranquilidad de conciencia de esos honorables ciudadanos de países donde la salud no es una improvisada tortura. "La gastritis es una anemia de tiempo" me dije a mi mismo, lo cual repetí murmurando como un creyente repite un dogma religioso en un momento privado. Medito en silencio mientras la espuma de la cerveza terminaba de acomodarse. Estaba en Panajachel que es el bar más grade de Guatemala, un pueblo que hace mucho tiempo fue tomado por los hippies, aquellos seres a los que ahora veía con indulgencia puesto que los consideraba la única tribu urbana inofensiva del país. Por eso en este pueblo siempre sentía una quietud parecida a la paz y recordaba con algo de sorpresiva nostalgia, esas calles que fueron escenario de mis borracheras más épicas desde hace ya 10 años. Pero ahora esta misma bebida es un anestésico administrado a un muerto cada vez más insensible y que lo limita cada vez más a una módica rutina de escape cada vez más esporádica. Esa pequeña revelación me agrió la ceveza así que opté por pagar y salir a la calle Santander. Hoy me siento como el viejo aguafiestas que interrumpe la fiesta cuando la ebriedad ha transgredido el decoro. Creo que defender e intentar hacer cumplir la ley es la obra cumbre de mi ironía. Yo que no puedo imaginar la vida sin conflicto y la belleza sin algo de violencia. Por eso este pueblo necesita de estas callejas de identidades desempolvadas en el extranjero para el buen comercio turístico y el lago necesita ese volcán y, también, lanchas que lo atraviesen para quitarle lo bruñido, lanchas con pasajeros como yo que chapotean sus aguas para destrizar momentaneamente un reflejo del cual cada vez estoy más aburrido.

6 comentarios:

Prado dijo...

me llegó. algo así andaba haciendo por allí. pederasta se llamaba mi amigo, ese que buscaba.

Anónimo dijo...

Cita de Ciorán que encontré esta noche, justo antes de recalar en este blog y su último apunte, el del reflejo cansado: "En cuanto comenzamos a envejecer, en lugar de afligirnos, deberíamos invocar el derecho a dejar de ser nosotros mismos".
Precisa y urgente, esa afirmación: "este pueblo necesita de estas callejas de identidades desempolvadas en el extranjero para el buen comercio turístico y el lago necesita ese volcán y, también, lanchas que lo atraviesen para quitarle lo bruñido".
Al otro lado del Atlántico, también es necesaria la amenaza para tensar la primavera.

Nuria P. Y. dijo...

Vida irremediable, pero no concreta. En verdad era una vida de sueño. A veces, cuando hablaban de alguien excéntrico, decían con la benevolencia que una clase tiene por la otra: "Ah, ése lleva una vida de poeta." Tal vez se puede decir, aprovechando las pocas palabras que se conocieron de la pareja, se puede decir que ambos llevaban, salvo la extravagancia, una vida de mal poeta: vida de sueño

Meryone dijo...

Bienvenido a mi Once upon a midnight dreary. Me han gustado especialmente dos de las frases de tu entrada: "la gastritis es una anemia de tiempo" y "yo que no puedo imaginar la vida sin conflicto y la belleza sin algo de violencia".

También me parece una buena idea la de buscar cien razones por las que vale la pena vivir, aunque dudo que fuera capaz de encontrarlas fuera de títulos de libros, de películas o de canciones.

¡Ah! Y alguien que considera a Álvaro de Campos (y a Pessoa entero, supongo) un motivo por el que vale la pena estar vivo, necesariamente me cae bien. Álvaro de Campos es mi heterónimo favorito.

Un beso

m a r i e dijo...

Que buena al entrada anterior, me la lei antes que a esta xD Si, croe que el padre de mi amigo estuvo excelente, me hizo reir mucho.

paola guillen dijo...

aaah si insipirador el lago, inolvidable las aguas, el volcan, las lanchitas y los bares......

Aunque ahora ya lo siento mas citadino el lugar, prefiero los pueblitos como por ejemplo San pedro.