sábado, 28 de agosto de 2010

bus en llamas


Un borracho choca su carro
al salir de un putero,
su esposa se entera
y le echa de la casa.

Una chica vomita apoyada
en poste de energía eléctrica,
a su alrededor,
en todas las discotecas del mundo
hay una misma mueca perenne
de crítica e insatisfacción.

-Esto es la diversión-

Un muchacho sufre
las más increíbles privaciones
pero logra graduarse con honores
de la universidad,
para luego ganar una miseria.
Emigra, entonces,
a demoler edificios gringos
y ganar doce veces más.

-A esto se llama superación-

Una mujer pare un bebé
el cual, naturalmente, se vuelve un niño.
La madre se siente orgullosa
de llevarlo a doce horas de clases al día.
A veces se miran en la cena,
y se dan el beso de las buenas noches.
En su discurso de graduación
el hijo agradece
la educación que ha recibido.

-Esto es una madre responsable-

Un hombre ejemplar, digo
un hombre de muchas obligaciones y poco sueño,
hecho cafeína e hipertensión
muere de un infarto a los 58 años,
2 años antes de la jubilación.
En el velorio todos murmuran:
Así es la vida.

Otro hombre, aún no ejemplar
pero que empieza a abrirse paso por la vida,
aborda una camioneta
donde recibe un granadazo y la muerte.
Entre el humo, las ambulancias y la policía
la gente gimotea:
Así está la vida.

Luego se me presentan
ejércitos cuyo uniforme
está hecho de batas y sonrisas blancas,
ejércitos que insinúan
que el mundo se ha quedado sin misterios.

(no me di cuenta cuándo
hasta lo inútil debió hacerse eficiente.
Misterios, tal vez no, me digo,
pero  afortunadamenteme queda la ignorancia).






(Fotografía: David Cabrera)

jueves, 5 de agosto de 2010

amores que nacen cansados


Llueve, es de noche y es Guatemala -le dice, y con esto la convence de llevarla a su casa. Nunca había pensado sacar ventaja de la delincuencia pero hay horas en que el cansacio y la noche vuelven legítimo todo deseo. Se suben al auto, en el transcurso él piensa en los muslos de ella y en los malditos baches, mientras ella lo recuerda en el desorden de la casa y tantea el qué dirán los vecinos. Llegan a casa y por un momento todos los sueños mediocres del mundo se cristalizan en un abrazo, dos pares de brazos cálidos que prometen amor y seguridad, mientras, al fondo hay una cafetera que hace demasiado ruido.