sábado, 12 de diciembre de 2009

Mensaje guardado en botella en fondo de barranco

(Fernando Reyes)

Hace mucho tiempo escucho voces y ni una palabra
y mis ojos maltratados se refugian en la nada y se cansan
de ver un montón de caras y ni una mirada.

Callejeros, Una nueva noche fría.





Seduce el vértigo de la aniquilación


(soldados armados disuaden [¿?] a los suicidas)


las sirenas se oyen en todas partes


pero acá no atrae el canto de animales mitológicos


son las voces las que empujan.





Las covachas eclosionan en rincones insospechados,


(cada día la vida regatea una prórroga a la dignidad),


la luz naranja de la tarde intenta teñir


las paredes desnudas del asentamiento,


una atmósfera tranquila casi apacible,


acá donde hay algunas cosas que parecen y no hay nada que sea.


Hay un calorcito interno antes del fin


y la esperanza es gris porque está hecha


de ilusiones incineradas


reutilizadas


aquí las cosas son las mismas pero también nuevas


según cambian de manos.


Al fondo del barranco


la muerte continua fertilizando el olvido,


las frustraciones se heredan y hasta los sueños se reciclan



por eso este país es gris y verde


(todo suicidio es un performance poético).