viernes, 27 de febrero de 2009

del tedio


En suma, no poseo para mi expresar mi vida, sino mi muerte. Cesar Vallejo.

Si un lejano día de tedio
yo decidiera, por ejemplo,
arrastrar un poco de asfalto y éxtasis al precipio
o tiznar con un poco de pólvora
al epicentro de mis fugas,
entonces, probablemente,
el dios que había olvidado
me pida justificar ese último acto de egoísmo.
Entonces respondería:
"Señor, puedo decirle
que nadie como yo
supo meter tanta soledad en este hacinamiento.
Que mi iglesia era un club social con imaginación mística.
Que no conocí el canto de sus ángeles
para saber con qué tono afinar mi esperanza.
Que me vendí muy tarde en este universo prostituido."
Después de esto, solo quedaría el silencio y la condena y
(aunque los beneficios de la sabiduría
posean escasas posibilidades de retroactividad)
esta pequeña pero irreductible llama de rebeldía
que me haría erguirme y preguntar
si puede Él, ahora, justificar mi existencia.

4 comentarios:

Perséfone dijo...

¿Y tú qué dices? ¿Crees que podría hacerlo?

Muy bueno.

Un abrazo.

Prado dijo...

Lo veo difícil, maestre. Él no puede justificarse, menos justificarnos. Preguntadle a las cucarachas, que son más y sobreviven.

Luciana Schubmann dijo...

Dios...entré a tu blog por curiosidad y tengo que decir que el cuadro de "El Bosco" me conmovió hasta los huesos. Muy buenos los textos, muy buenos.
Por las dudas, acá te dejo mi blog: www.mozounmartini.blogspot.com
Así que te gusta Rayuela?

Alfonso Huerta dijo...

Mis textos favoritos nunca motivan muchos comentarios :P