domingo, 22 de febrero de 2009

En el hospital a las 3:27




En el hospital casi a las 3:30
hasta el dolor ofrece una tregua,
los borrachos han dejado de beber
a eso de la 1:30.
Solo las parturientas
y los enfermos críticos
no conocen de horario.
Están las cortinas que se corren
y sobre cada una de ellas
hay una película de solemnidad y cansancio
donde se resbala la esperanza
de solucionar algo esta noche.
Aquella mujer consumida por los nervios,
que se arriesga a ocluir su fertilidad
a escondidas de su esposo.
Aquel fracturado
medita en silencio el valor de su coraje
mientras espera su turno en el quirófano.
Está el pariente
que regatea los gastos del sepelio
(esa muerte
que termina de perforar la ulcera de su bolsillo).
Y está también
la caravana que escolta al asesinado
todos los aspavientos de su inútil esperanza
(porque fue un su solo cuchillazo, sí,
casi sin ganas, pero preciso,
ya se ve, acá no se mata con odio,
simplemente,
no importa la vida.)
pero el muerto trae ya
el rigor, el color, la temperatura hepática,
hay que seguir
el protocolo de los muertos.
En un escritorio arrinconado
hay un practicante
que estudia en el primer momento libre de la noche.
La tragedia no debería volverse una rutina.
Tiene que haber una forma de distanciamiento.
Algo mejor que este tibio ejercicio de catarsis.
Aunque eso nos puede volver cínicos.
Dije NOS.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

gracias por pasar por mi blog , entre al tuyo a saludar y no puedo dejar de leer , es muy bueno todo lo que haces
sigo entonces leyando!!!

Patricia Cortez dijo...

trasladaste bien esa sensación de la madrugada fin de quincena o día de fiesta... aunque ahora supongo que todos los días son iguales

Prado dijo...

el poema me pegó. me recordó cuando me tocaba llegar en las noches, ocasionalmente a la emergencia de pediatría de los hospitales nacionales de la capital. Joder. me recordó eso. Y lo que intento ser ahora, después de eso.

Sarco Lange dijo...

Tres cosas por las cuales brindo en tu blog:
1.- La pintura de la portada. Los amigos del Bosco son mis amigos.
2.- La pura mención de Vallejo hace que corra hacia algún pasado en los que leía Poemas Humanos y a las 10 me emborrachaba de emoción.
3.- El poema del hospital me sangra la memoria mediata, sentí el olor a cloroformo en la página inundada de medianoches.

Grandes abrazos.
SL

Andrea Grimaldi dijo...

Exactamente en eso pense: es necesario no sentir para hacer un trabajo... ¿bien hecho?

XD