miércoles, 1 de septiembre de 2010

caleidoscopio



Es fácil negar a Dios
cuando no se le necesita
pero cualquier día,
uno va por la calle de siempre
y se encuentra
con un cañón en la frente
o un cuchillo en el cuello.

Mal, mal, creíste que la sociedad
era un cáncer que nunca iba a tocarte.
Lo siento, el mal no tiene rostro,
o es mucho más sereno que lo que creías.
Y tu desgracia, nace de cosas tan insignificantes.
De una mujer
que califica a sus amantes por el peso de la billetera
o de un vecindario que se burla de la ropa vieja.
Te lo digo, el crimen es un viejo cursi
con un trabajo violento.

Entonces, vos, un tipo desprevenido
en una calle propicia...
Podés haberte rifado el pellejo,
o haberte cagado del miedo,
al final, vos, precisamente vos,
te quedás tirado esperando el milagro
(el miedo es el mejor evangelista).
Los tímpanos te zumban de indiferencia.
Y luego,
el sabor amargo en la garganta.
puede
la sangre que te sube,
o el alma que se va,
puede ser que Dios
nos haga un nudo en la lengua
para que no revelemos sus secretos
durante el viaje.

Bueno, eso fue todo.
Lográs atestiguar que el mundo no dejó de girar.
No hubo un caleidoscopio de experiencias felices.
Si es que hubo milagro, no fue el que esperabas
(¿es posible de otra manera?).
Quizá sí lo hubo:
una mujer llega,
con el maquillaje descompuesto,
a la cita más importante de su vida.
Algo de la vida en fuga se conmueve cuando dice:
Ese cuerpo es mi muerto.

Cuando las aguas se calmen
escribiré en tu lápida
que el amor es un ejercicio de memoria
(y la ley, una puta inaccesible).

4 comentarios:

Pablo Hernández M. dijo...

lo que pasa es que no es lo mismo llamar a la muerte que verla venir

saludos

Engler dijo...

si, es fácil negarlo, lo difícil es ignorarlo..

Alfonso Huerta dijo...

ándales, estoy rodeado de gente sabia, bien venidos sean pue, saludos a ambos!

Rudy dijo...

inevitable pero es bonito vivir en la ignorancia que no te va a pasar de lo contrario no continuaria la vida de nadie