martes, 1 de junio de 2010

Desastres

Había dicho que no volvería a escribir pero no puedo. Asqueante todo esto. Los desastres dictando la lección a un auditorio ocupado en la sobrevivencia. El gobierno y los oligarcas buscando, como siempre, hacer negocio del mismo. Y nada, siempre nada o quizá siempre lo mismo. Hoy estaba leyendo las comparaciones entre el Stan, el Mitch y Agatha. ¿Y cómo se mide una tragedia? ¿acaso para serlo no requiere precisamente de la inconmensurabilidad? ¿Qué parámetros se utilizan para jerarquizar el infortunio? ¿Es según la cantidad de muertos que postula la gravedad de lo irreparable? ¿Es según el costo pecuniario como la medida de todo? ¿Y ahora? Vuelta a la normalidad, a la ignorancia, al olvido en que nos sumerge la rutina, a la paulatina recuperación de los hábitos. Los unos profundizando en su impotencia, refugiándose en un fatalismo religioso que les parece, les absolverá de su negligencia. Los otros a seguir defendiendo el derecho de llave de su rincón del paraíso, molestos por lo daños en los caminos y las carreteras obstruidas, recordándoles que este país no va a ninguna parte.

2 comentarios:

Andrea Grimaldi dijo...

Era necesario que escribieras esto.
Qué bien que lo hiciste...

un beso.

Alfonso Huerta dijo...

Muchas gracias, querida Andrea, pero espero (aunque temo que así será) que las cosas no quedan en palabras, besos de vuelta