(Bill Brandt)
La gente no tiene prisa los domingos.
Se tiene angustia, se tiene desesperanza,
pero no prisa.
Los vehículos circulan despacio
y las luces están más pálidas
o son menos
o la oscuridad es más densa.
Sólo sé que ese día
ni siquiera la tristeza tiene entusiasmo,
que los ruidos siempre se oyen lejanos,
que la conciencia se acolchona de hastío
y que el viento nos busca la cara.
y que el viento nos busca la cara.