Sólo logro concebir la muerte
cuando imagino:
una risa que se diluye en ecos decrecientes;
un abrazo que se escurre al primer roce;
un perro que olfatea su correa de paseo en espera de su amo;
un bus que se aleja dejándome con la maleta en la mano.
Sólo entonces me aflijo y te llamo
por cada nombre y apellido
y la falta de respuesta me hace entender
que vos y yo
somos un pasado que no puede repetirse
y sólo entonces logro concebir la muerte
y la enorme severidad
de la marcha irreversible del tiempo.